viernes, 20 de abril de 2018

¿Por qué hay que legalizar la traducción?

Las traducciones deben cumplir ciertas formalidades para adquirir el carácter de traducción pública. La legalización, es el último eslabón en la cadena de formalidades a cumplir. El Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires (CTPCBA) nos aclara lo siguiente:

"La traducción se legaliza para que adquiera carácter de traducción pública.
"A través de la legalización, el CTPCBA certifica que la firma y el sello en una traducción pública, dictamen profesional o ratificación corresponden a un matriculado en el ejercicio de su función, y que la traducción, dictamen profesional o ratificación se han realizado de acuerdo con las formas establecidas por la reglamentación.
"En ningún caso, el CTPCBA se expide sobre el contenido o validez legal del documento fuente ni sobre el contenido de la traducción."

Cada vez que se requiera que la traducción sea pública, es condición sine qua non que esté legalizada. Para legalizar una traducción, el CTPCBA verifica, como se citó, que la traducción se haya realizado de acuerdo con las formas establecidas por la reglamentación. Si se verifica esto, el funcionario del Colegio que la legaliza cosella el original y la traducción (estampa el sello de la institución entre las páginas del original y de la traducción), adhiere una etiqueta que contiene un número y un código de barras que identifican a la legalización en la última página de la traducción, y adjunta una hoja en la que se lee “Por la presente, el COLEGIO DE TRADUCTORES PÚBLICOS DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES,  en virtud de la facultad que le confiere el artículo 10, inc.d) de la ley 20.305, certifica únicamente que la firma y el sello que aparecen en la traducción adjunta concuerdan con los correspondientes al/la Traductor/a Público/a [nombre del traductor] que obran en los registros de esta institución en el folio X del tomo Y en el idioma [idioma]” . Esta página adjunta lleva la firma y el sello del Gerente de Legalizaciones del Colegio.

Cabe destacar que debe realizarse una legalización por cada documento traducido.

El trámite de legalización es sencillo, se realiza en la sede del Colegio de Traductores sita en Av. Corrientes 1834 en la ciudad de Buenos Aires y, al 20 de abril de 2018, su costo varía entre $300 y $320 dependiendo de la modalidad de legalización que se realice. La legalización simple, que demora 24 horas, tiene un valor de $300. En este caso se debe dejar el documento en el CTPCBA para retirarlo el siguiente día hábil. La legalización urgente tiene un valor de $320 y demora aproximadamente 20 minutos en realizarse. Estos montos son cobrados por el CTPCBA y no están incluidos en los honorarios del traductor.

Lucas E. Bonelli

 Licencia Creative Commons
¿Por qué hay que legalizar la traducción? por Lucas E. Bonelli se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

miércoles, 18 de abril de 2018

¿Qué hace un traductor público?

Es usual que la gente no sepa qué hace un Traductor Público hasta que necesita contratar sus servicios. Recuerdo en mi época de estudiante, cuando le comentaba a alguien lo que estaba estudiando, me respondían “¡ah! Vas a ser profesor de inglés…”, a lo que inmediatamente (al menos durante los primeros años) respondía intentando aclarar qué es lo que hacemos estos desconocidos profesionales.
Ahora bien, ¿qué hace un Traductor Público? ¿Qué lo diferencia de otros traductores, un profesor de inglés o de una persona que aprobó el sexto año de un curso de idiomas dictado en una famosa institución?
Afiche promocional realizado por el Colegio de Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires.
Primero: todo traductor traduce. Parece obvia la respuesta, pero para mucha gente no lo es. La traducción implica procesos mentales distintos a los que se producen al hablar una lengua extranjera. Cuando una persona habla cualquier lengua, ya sea nativo o no, recibe un mensaje de su interlocutor, lo decodifica, aprehende su significado, pasa por ciertos procesos de toma de decisiones para dar una respuesta, codifica la respuesta y la emite. En cambio, el traductor recibe un texto en el idioma de origen (por un canal escrito u oral – las diferencias entre la traducción y la interpretación no serán tratadas en este texto), lo decodifica, aprehende su significado y lo vuelve a codificar, en el idioma meta de la manera más fiel que le sea posible. Esto que parece algo sencillo, en realidad no lo es. Hay que entrenar al cerebro con tiempo y dedicación para poder dominar las técnicas que hacen a un buen traductor.
Si todos los traductores traducen, ¿para qué sirve un Traductor Público? La respuesta está principalmente en la ley 20.305 que regula el ejercicio de la profesión en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires (las provincias que conforman a la República Argentina tienen sus respectivas leyes provinciales que regulan de modo similar a la profesión). Esta ley, en su artículo sexto manda que “todo documento que se presente en idioma extranjero ante reparticiones, entidades u organismos públicos, judiciales o administrativos del Estado […] debe ser acompañado de la respectiva traducción al idioma nacional, suscripta por Traductor Público matriculado en la jurisdicción donde se presente el documento”. Asimismo, su artículo cuarto enumera los requisitos para ejercer la profesión entre los cuales se destaca poseer título habilitante de Traductor Público expedido por una universidad nacional, una universidad provincial o privada autorizada para funcionar por el Poder Ejecutivo, o una universidad extranjera, siempre que el título haya sido reconocido o revalidado por una universidad nacional.
¿Qué hace especial a un Traductor Público? ¿Qué lo diferencia de uno técnico o literario? La respuesta: su formación académica y el hecho de poseer una matrícula. La formación académica de los Traductores Públicos hace hincapié en la formación jurídica, se especializan en textos legales, de hecho, en algunas casas de altos estudios, como la UBA, los estudiantes de la carrera de Traductor Público comparten cursos con estudiantes de abogacía. Esto no limita el campo laboral de estos profesionales, los TPs pueden traducir todo tipo de textos. Al estar matriculados, los Traductores Públicos están respaldados por instituciones (los colegios de traductores) que certifican la formación del profesional. Asimismo, con su firma y sello, los TPs “dan fé” (su condición de fedatarios está discutida) que el texto en un idioma X es traducción fiel del otro texto en idioma Y. Por esto mismo, los Traductores Públicos son los únicos profesionales habilitados para traducir documentos que deban presentarse ante organismos públicos.
Por todas estas razones, siempre que necesite traducir un texto, acuda a un traductor profesional, y si necesita presentar dicho texto ante cualquier autoridad (sea nacional o extranjera), confíele el texto a un Traductor Público.

Lucas E. Bonelli

Licencia Creative Commons
¿Qué hace un traductor público? por Lucas E. Bonelli se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

Traducción automática y traducción asistida por computadoras

En este artículo describiré dos formas de traducción realizadas con computadoras: la traducción automática y la traducción asistida. ...